Entrevista realizada por el Diario Tribuno de Salta el 26-05-2015  

por Natalia Meja


Para la psicopedagoga Rufina Pearson no hay otro camino. Sostiene que si a los disléxicos se los evalúa pensando en sus habilidades orales y visoespaciales pueden llegar mucho más lejos. Por eso insiste a los docentes para que realicen las adaptaciones metodológicas en el aula. Pearson es especialista en dislexia y otras dificultades del aprendizaje, y compartió con El Tribuno algunos conceptos clave.

¿Qué es la dislexia?
Es una dificultad específica para la automatización de la lectura, la cual afecta también la capacidad ortográfica y la memoria verbal. Es una condición y no una enfermedad.

Hay chicos que tienen dificultades para leer y escribir, pero no todos son disléxicos…
El 25% de los niños tiene dificultades para aprender a leer y escribir por distintos motivos: la falta de enseñanza explícita del docente, dificultades de atención, trastorno de lenguaje, otros trastornos y del 5 a 10% por dislexia.

¿Cómo se detecta?
Se detecta con pruebas de “fluidez lectora”, pero el docente o padre puede darse cuenta fácilmente que el niño no lee acorde a su edad. Muchas veces los docentes la detectan por errores en la escritura, como omisiones o sustituciones de letras, separación incorrecta de palabras, o errores de ortografía que ya deberían haber incorporado.

¿Hay disléxicos sin saber que lo son?
Existen personas que no saben que son disléxicas porque el cerebro encuentra otras maneras para sobrellevar las tareas que involucran lectura, pero a un alto costo emocional y con mucho esfuerzo en el estudio. Por lo general estas personas tienen baja autoestima porque el esfuerzo que realizan nunca se ve compensado con una excelente nota. Tienen la sensación de no ser tan inteligentes, precisamente porque son inteligentes y se dan cuenta que no pueden leer con la fluidez adecuada o bien que no pueden alcanzar notas satisfactorias a pesar de tanto estudio.

¿A qué edad se detecta?
La dislexia puede detectarse en primer grado, una vez que el niño es expuesto a la lectura en forma sistemática y se le enseñó el principio alfabético. No obstante, existen predictores de la lectura que pueden medirse antes del ingreso a primero y así saber cuáles son los niños en riesgo de encontrar dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura.

¿Es una cuestión genética?
Hay innumerables estudios que confirman que la dislexia es un trastorno genético y por ello hereditario.

La dislexia es compensable mediante adaptaciones metodológicas, pero realmente, ¿qué porcentaje logra esta compensación?
Si se detecta en los primeros grados, y los niños reciben un tratamiento adecuado, logran compensar gran parte de su déficit. Si se detecta en forma tardía, también se observan compensaciones pero en menor medida.
Con tratamiento adecuado y en forma temprana (antes de tercer grado) la mayoría de los disléxicos logra una compensación exitosa. Sin embargo, existe entre un 3 y un 5% que permanece con dificultades severas a pesar de haber sido expuestos a tratamiento. Si el tratamiento se inicia recién en tercero, la compensación es menor.

¿Los docentes están preparados para abordar estas dificultades en el aula?
Hay gran desconocimiento de esta dificultad y un gran error generalizado: tanto profesionales como docentes piensan que tienen que esperar hasta tercer grado para diagnosticar dislexia. Esto es un gran error porque en la espera a que el niño “fracase significativamente” se pierde un tiempo de oro para lograr una compensación exitosa. En el interior y también en Buenos Aires, muchos piensan que para diagnosticar dislexia los chicos tienen que tener 7 u 8 años. Esto no es así. Hay pruebas estandarizadas que permiten detectarlo en primer grado. Otro problema es que en las escuelas se ha dejado de enseñar a leer. Es importante que el docente modele la lectura y haga practicar a los niños. Y si hace esto, podrá detectar más rápido al que no lee según la media del grado.
El problema más común es pensar que son niños que necesitan maestra integradora o una escuela especial. Esto tampoco es así. Necesitan un tratamiento psicopedagógico pero, fundamentalmente, adaptaciones metodológicas en el ámbito escolar. El sistema educativo está fundado en la lectoescritura. En estos casos debería tenerse en cuenta que son niños con una dificultad en la lectoescritura pero inteligentes, por lo cual si se los evalúa de otra manera y si se les enseña pensando en sus habilidades orales y visoespaciales van a llegar mucho más lejos.

¿Las tecnologías favorecen o desfavorecen?
La tecnología es una gran aliada en casos de dislexia. Hoy en día los dispositivos leen, por lo cual se puede facilitar la lectura cuando se le da la oportunidad de leerla de manera digital. Además, estos niños tienen gran facilidad para aprender oralmente y bajo impacto visual. La tecnología metida en la clase puede enfatizar sus habilidades en cuanto pueden aprender fácilmente a través de videos, uso de imágenes y actividades de razonamiento-discusión.
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Más información:http://www.eltribuno.info/rufina-pearson-si-se-los-evalua-acuerdo-sus-habilidades-pueden-llegar-lejos-n553740

 


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