Dislexia y Comorbilidad

Generalmente la Dislexia viene acompañada de otras dificultades como el déficit de atención, trastornos de lenguaje o retraso en la aparición del lenguaje, dificultades comórbidas en las matemáticas o escritura, etc.

• Los pacientes con Dislexia pura son aquellos que no muestran asociada ninguna otra dificultad, aunque la Dislexia afecte la memoria verbal (como el recuerdo de las tablas, meses del año, días de la semana), o inicialmente la adquisición del sistema de numeración y de la comprensión lectora. En estos casos, suelen responder rápidamente a la intervención con un promedio de 100 horas de tratamiento. Luego necesitan monitoreos anuales y nuevas intervenciones cortas cada vez que aumenta la complejidad de la carga académica. Por ejemplo, si reciben tratamiento de 1° a 3° grado, necesitarán volver en 6° o 7° para adquirir técnicas de estudio que optimicen su manera de procesar información. Igualmente, en el período secundario necesitarán algunas sesiones para trabajar habilidades de expresión oral y escrita. Una vez en la universidad será conveniente acompañarlos las nuevas demandas de este ciclo. Una persona con Dislexia puede enfrentar exitosamente los estudios superiores y se destacará a nivel laboral por su alta creatividad, debido a la plasticidad cerebral que buscó compensar la Dislexia con un mayor desarrollo del hemisferio derecho.
• Los pacientes con Dislexia y comorbilidad tienden a presentar un trastorno de aprendizaje más severo o persistente en cuanto tienen más áreas o habilidades comprometidas. La comorbilidad ha sido ampliamente documentada como una condición que afecta la curva de evolución, es decir, marca un avance más lento.

En JEL Aprendizaje realizamos un estudio en el que demostramos que los pacientes con retraso en adquisición del lenguaje evidencian mayor resistencia la intervención, en cuanto no logran alcanzar ni acercarse a un nivel promedio de lectura. Sin embargo aquellos con TDAH logran un perfil más cercano al de Dislexia pura. Esto comprueba que la presencia de otro trastorno ralentiza la respuesta la intervención, la hace más compleja y derivará en la necesidad de un tiempo de tratamiento más prolongado. Es decir más allá de la comorbilidad todos los pacientes responden a la misma intervención pero en lapsos diferentes.