La escritura es un proceso complejo que involucra aspectos cognitivos y afectivos de la persona. No es una habilidad inherente al cerebro humano, por lo cual es necesaria su enseñanza formal para adquirirla y sistematizarla.

Para aprender a escribir, el cerebro desarrolla habilidades de alto y bajo nivel cognitivo. Las de bajo nivel cognitivo se refieren a la automatización de los grafismos y a la comprensión de que éstos simbolizan sonidos del habla. Al principio, este proceso genera una alta demanda de recursos cognitivos, por lo cual se dificulta la atención para organizar ideas. Inicialmente escriben en forma escueta y desordenada porque la atención se la llevan los grafismos y su correspondencia con los fonemas. Una vez que se automatizan estos procesos, el niño puede empezar a poner más atención a la calidad de su escritura, al vocabulario que utiliza, a pensar en cómo organizar esas ideas que tiene en mente y plasmarlas por escrito, éstas son las habilidades de alto nivel

En paralelo, hay aspectos afectivos y expresivos que entran en juego cuando escribimos. A través de la escritura las personas comunican ideas y pensamientos, demuestran sus emociones y expresan sus experiencias, dejando grabada algo su individualidad en el texto. 

Para que todo esto suceda distintos procesos deben interactuar para lograr el objetivo deseado:

  • Proceso grafomotor: para lograr una caligrafía legible
  • Proceso sintáctico: conocer y respetar las reglas gramaticales de concordancia, género, número y persona, utilizar correctamente la puntuación 
  • Procesos léxicos: escritura correcta de las palabras y  conocimiento de las reglas ortográficas
  • Procesos semánticos: uso de términos y expresiones que susciten el significado que se pretende.
  • Procesos textuales o contextuales: producir un texto coherente que siga un hilo temático, con un estilo apropiado al tipo de estructura elegida.

 

Además, durante la escritura se ponen en juego la coordinación de funciones cognitivas más generales o tareas que requieren de capacidad ejecutiva  como el lenguaje, la memoria de trabajo, la memoria a largo plazo (para poder evocar), procesos motores y sensitivos y de procesamiento lingüístico (fonológico, semántico y sintáctico). 

 

Cuando esta integración no se realiza adecuadamente, la escritura puede encontrarse afectada. En muchos niños con diversos perfiles cognitivos y de aprendizaje se observan estas dificultades. 

Por ejemplo:

  • Niños con TEL
  • Niños con Discapacidad intelectual
  • Perfiles Disejecutivos
  • Niños con Dispraxias
  • TDAH
  • Niños con DEA (las más frecuentes son Dislexia y Disortografía)
  • Niños con dificultades para regular las emociones
  • Trastornos emocionales
  • Rasgos oposicionistas

 

¿Cómo trabajarlas?

Se sugiere abordar las habilidades de escritura según la etapa pedagógica en la que se encuentre el niño. Siempre es importante enseñarles desde la oralidad (al comienzo de la actividad usar siempre el lenguaje oral como base del escrito), el modelado (mostrarle al niño que se pretende de la actividad), la práctica guiada/ conjunta (usar pasos como apoyatura), la práctica autónoma (con borradores y corrección) la revisión y edición (etapa final). 

 

 

  • Nivel Inicial: se trabaja el inicio de la escritura a nivel de palabra, pasando por las etapas presilábica, silábica y alfabética. 

 

Actividades como: escritura del sonido inicial y final y de conciencia fonológica.

 

 

  • Primer ciclo: empieza con la escritura alfabética a nivel de palabra, luego la oración, para terminar en poder organizar párrafos de una secuencia, viñetas o un cuento.

 

Actividades como: escribir oraciones a partir de una imagen, ordenar la oración, describir un animal, personaje o lugar favorito, realizar una enciclopedia de animales, describir una persona, etc. En cada temática se puede armar una ayuda memoria con vocabulario específico que enriquecerá las descripciones. 

 

 

  • Segundo ciclo: se pone mayor énfasis en la enseñanza de estrategias en la narrativa y se trabaja sobre diferentes tipos de textos: descriptivos, fantásticos, de misterio, de terror, etc.

 

Actividades como: organizar secuencias con conectores, armar una lista de sinónimos para evitar repetir palabras, ordenar historias, redactar historias o cuentos con material interactivo. 

 

 

  • Tercer ciclo en adelante: en esta etapa se busca promover la ideación e imaginación que pueda generar el niño, además de poder seguir aumentando el vocabulario y practicar las estrategias aprendidas. Se pretende trabajar la escritura argumentativa con uso de conectores y el desarrollo de recursos literarios, narrativos, etc. 

 

Actividades como: aprender a distinguir las partes de un texto y que logre escribirlas por sí mismo, planilla de cuentos como organizador para ordenar ideas, escritura de un cuento propio, cambiar el principio o final de un cuento ya escrito. 

 

IMPORTANTE! En todos los casos se sugiere trabajar con apoyos visuales como herramientas que ordenen, motiven y organicen las prácticas del niño. El objetivo es que los niños se vuelvan cada vez más autónomos y creativos en sus producciones escritas. 

 


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