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¿Cuáles son los síntomas más frecuentes frente a los cuales el docente puede detectar un caso de dislexia?

 

– Falta de fluidez en la lectura

– Omisiones, inversiones, sustituciones o adiciones de letras en la lectura o escritura.

– Incorrecta separación de palabras al escribir (significativo a partir de segundo grado)

– Faltas de ortografía en palabras muy frecuentes

 

* Más allá de la detección, ¿cómo puede acompañar un docente a sus alumnos con dislexia? ¿Qué tipo de adaptaciones curriculares son necesarias?

 

Adaptaciones metodológicas (no curriculares):

 

– Reforzar evaluación escrita con una toma oral para darle la oportunidad de rendir según su capacidad  y no según su habilidad lectoescrita.

– Permitirle realizar trabajos que no involucren tanta lectura o escritura así poder valorar su aprendizaje y su potencial por otras vías.

– Darle más tiempo en las evaluaciones o menor cantidad de ejercicios.

– Evitar penalizar errores de ortografía.

– Brindar material escrito que sea claro, con tipografía tamaño 14 e interlineado espaciado (2.0)

– Anticipar textos para permitir previa lectura

– Reducir la cantidad de libros en materias como literatura o permitirle leer una versión más corta, o bien el uso de la tecnología para que pueda ser leído por la computadora.

– Permitirle contar con una calculadora o la grilla de tablas dado que no se aprenden las tablas de multiplicar.

– Dividir las evaluaciones en partes dado que tienden a cansarse o perder atención antes que sus pares que no realizan el mismo esfuerzo leyendo y escribiendo.

 

* Algunos entrevistados me decían que un 10% de las personas son disléxicas… ¿Es cierta esta estimación? ¿De dónde surge, hay algún estudio que lo ratifique?

La dislexia es el trastorno del aprendizaje más frecuente entre la población infantil. Su prevalencia se estima entre el 5 – 10 %,  pero algunos autores también refieren una prevalencia cercana al 15 %. En español no se cuenta con grandes estudios de ésta índole, pero los resultados son semejantes a los observados en norteamérica. Soto et al., (1986) refiere una prevalencia cercana al 8%.  Jiménez, Guzmán, Rodriguez y Artiles (2009) en un estudio con 1050 niños de 2 a 6 grado, refieren una incidencia mayor cuando los niños son referidos por los profesores (27.9% muestra dificultades en el estudio, de los cuales un 5.9 % presenta dificultades de lectura, 8.2% dificultades de escritura, y un 13.8 % dificultades en ambas habilidades) y menor cuando es evaluada con un criterio psicométrico (un 8.6% presenta dificultades de estudio, de los cuales solo un 3.2% son disléxicos  y un 5.4% presentaba también dificultades en escritura).  En Argentina no se dispone de importantes estudios de incidencia y prevalencia.

 

* En provincia de Buenos Aires se presentó una resolución para exigir que la escuela se adapte a los alumnos disléxicos. ¿Qué te parece esta medida, qué cambios serían necesarios?

 

Esta medida es un gran avance para la inclusión justa de niños que día a día realizan un esfuerzo enorme por “llegar al nivel de la clase”, son tratados como poco inteligentes, denigrados en su autoestima, cuando en realidad son brillantes o “normales” en otras áreas no valoradas a la hora de “evaluar” los procesos de aprendizaje como la oralidad, la creatividad y la expresión artística.

No nos olvidemos que personajes importantes de la historia han sido Disléxicos entre ellos Albert Einstein. Hasta Steven Spielberg se reconoció disléxico.

Las escuelas se están perdiendo de el gran aporte que significa tener alumnos creativos por el simple hecho que la modalidad de evaluación de los aprendizajes se focaliza en el proceso lectoescrito y muchas veces por ignorancia, dañan para siempre la autoestima de personas que podrían aprender con placer y dedicarse también a ser niños,  en lugar de vivir para el colegio ya que en las condiciones actuales están “determinados” a contar diariamente con maestra particular además de asistir a tratamiento no sólo psicopedagógico sino también psicológico.

 

Los cambios necesarios son:

– Que esta disposición se propague en capital y en toda la Argentina, pero que también se transforme en ley para amparar y ayudar a estos niños y a sus familias que sufren junto con ellos.

– Que los colegios se capaciten en esta dificultad y concienticen a sus maestros en las dificultades que conlleva y en las maneras de ayudar a superarlas, pero también en las habilidades que al mismo tiempo tienen estos chicos y que a través de ellas se puede aprender mejor.

– Que entiendan que no son chicos “vagos”, sino con una dificultad real, que se compensa (no se cura) siempre y cuando asistan a tratamiento pero que en el ámbito escolar les permitan continuar desarrollando su mente y adquirir aprendizajes a través de otras habilidades que mantienen intactas.

– Que los docentes trabajen codo a codo con los profesionales del niño para sumar esfuerzos y visiones, cada uno desde su lugar y no desde la competencia de los roles. Como profesional muchas veces encontramos que se “cierran” las barreras a las sugerencias dadas y que la solución simple del colegio es asumir “que no es el colegio para este niño”.

– Que los colegios los padres los eligen pensando en un proyecto e ideario educativo, sin saber  quizás que el niño presentará dificultades, y que la escuela debe estar preparada para “aceptar” que en cada clase tendrá entre un 5 a un 10% de niños con estas dificultades, por lo cual debe estar preparado para ello, con la sorpresa de que quizás salga un Einstein de su alumnado! (no todos los disléxicos son superdotados, pero sí todos son creativos).

– Que estos niños tienen derecho a aprender con placer, a ser contenidos y descubiertos en sus capacidades y no solamente “marcados” en su dificultad.

– Que adopten como medidas institucionales las adaptaciones metodológicas detalladas que en países desarrollados como Norteamérica, Inglaterra, Italia, etc. ya se aplican de manera directa si el niño cuenta con un diagnóstico. En Argentina existen algunas universidades que ya están haciendo adaptaciones de brindar más tiempo, tomar oral y no penalizar por mala ortografía en exámenes.

– Que las escuelas incorporen la tecnología tanto como medio de aprendizaje así como medio para evaluar los aprendizajes. Si no se cae nuevamente en la evaluación a través de la lectoescritura.

 


Categoría: Dislexia , General